La crisis política y social en Bolivia se ha intensificado tras las acusaciones del ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, quien señaló al expresidente Evo Morales de “asesinato en grado de tentativa”. Según Del Castillo, Morales disparó desde su vehículo contra agentes de la Policía en un punto de control en la región del Chapare, Cochabamba. Morales, líder del Movimiento al Socialismo (MAS) y figura destacada en la política boliviana, rechazó las acusaciones y afirmó que el Gobierno intenta ocultar un operativo en su contra.
El incidente tuvo lugar el domingo cuando Morales se dirigía a la emisora Radio Kawsachun Coca para su programa habitual. Según el ministro, los policías le ordenaron detenerse en un control rutinario; sin embargo, el vehículo aceleró, atropelló a un oficial y disparó contra los policías. La versión del Gobierno sostiene que el automóvil que perseguía al exmandatario recibió impactos de bala en medio de la confrontación. Además, Del Castillo afirmó que Morales intentó eludir el control policial debido a que llevaba “sustancias controladas [drogas]” y cuestionó por qué el expresidente no muestra imágenes de su grupo disparando.
La versión de Morales contradice a las autoridades. El expresidente aseguró que fue interceptado por dos camionetas policiales que abrieron fuego contra su vehículo, obligándolo a cambiar de transporte. Morales afirma que 18 balas impactaron su automóvil y declaró que el tiroteo forma parte de un intento de atentado orquestado por el actual presidente Luis Arce.
Polarización social y demandas de protección internacional
La respuesta de Morales y su entorno político ha sido enérgica. La facción “evismo” del MAS ha solicitado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) medidas cautelares para proteger la vida del exmandatario. Además, ha hecho un llamado a la Unión Europea, Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA) para que investiguen el incidente. La OEA ha manifestado su rechazo a cualquier forma de violencia en la política boliviana y se unió al pedido de investigación.
El incidente y las posteriores protestas se dan en un contexto de alta tensión social en Bolivia. Desde hace semanas, seguidores de Morales han bloqueado carreteras en protesta contra los procesos judiciales que enfrenta su líder, quien es investigado por “estupro agravado y tráfico de personas” debido a acusaciones de relación con una menor en 2016. Los manifestantes consideran que estos cargos son una “persecución política” y han generado un rechazo considerable entre la ciudadanía, ya que los bloqueos han provocado escasez de alimentos y combustibles en varias ciudades del país, exacerbando la ya compleja situación económica.
El clima de incertidumbre y tensión ha escalado con las declaraciones de personalidades políticas. Los presidentes de Colombia, Venezuela, Cuba y Honduras, además de la expresidenta argentina Cristina Kirchner, condenaron el supuesto intento de magnicidio contra Morales. En cambio, medios y sectores oficialistas han difundido en redes sociales que el incidente es un “autoatentado”, usando memes y burlas para cuestionar la versión del exmandatario.
Redacción de: Karen Rodríguez A.