La alcaldesa de Mississauga, Bonnie Crombie, que hace apenas unos días pedía que se le permitiera a su ciudad avanzar hacia la zona roja sin el resto de la región de Peel, ahora teme que el aumento de los casos de COVID-19 indique otra orden de quedarse en casa para Mississauga, la vecina Brampton y potencialmente el resto de la provincia.
Crombie comentó que piensa que la orden probablemente será para toda la región pero que también podría ser como el cierre generalizado que se vió implementado para todo Ontario en el Boxing Day. “Vemos regiones que se mueven en la dirección equivocada. Es algo que están observando muy de cerca, podría suceder”, comentó.
Las preocupaciones de Crombie son que Peel, que ya se encuentra en la zona gris con una enmienda que permite cenar en el patio, se vuelva a poner bajo algo aún más cerrado que gris, como el cierre provincial del que acaba de salir el 8 de marzo, que incluyó una orden de quedarse en casa como orden oficial del primer ministro Doug Ford.
Fue el 10 de marzo que Crombie dijo en una prensa: “Hemos hecho un gran trabajo aquí en Mississauga, manteniendo los números bajos, cumpliendo con las pautas y siguiendo los consejos de salud pública. Creo que merecemos abrir en rojo.” Ahora dice que la idea de tener que estar encerrada aún más cuando su ciudad estaba tan cerca de la zona roja, en la que los gimnasios, los salones, los comedores interiores y otras operaciones comerciales pueden reabrirse, es “opresiva”.
Mientras tanto, el Oficial Médico de Salud de la región ha expresado su preocupación por las tasas de infección en medio de la tercera ola y ha indicado que las cosas van bastante bien, y que las cifras se evalúan día a día para determinar si se deben implementar más medidas.