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Activistas arrojan petróleo a pintura de Gustav Klimt

Activistas rociaron este martes con un líquido negro el famoso cuadro “Muerte y vida” del pintor austríaco Gustav Klimt, informó el Museo Leopold de Viena. Los primeros informes indican que el cuadro estaba protegido por un vidrio y no habría resultado dañado, aunque el museo pide algo de tiempo para evaluar en detalle lo sucedido. “Por desgracia fuimos víctimas de un ataque poco después de las 10H00 GMT”, dijo el portavoz del museo, Klaus Pokorny. “Después de una primera verificación en presencia del equipo de restauración, podemos despejar toda preocupación sobre cualquier posible daño a la obra o a su marco original”, precisó la institución en un comunicado.

El grupo “Última generación” compartió un vídeo de la protesta en su cuenta de Twitter. En el video se ve a dos hombres atacando la obra, uno de ellos intentando pegar su mano al vidrio, antes de ser detenidos por un empleado. “Cesen la destrucción (de la humanidad) con los combustibles fósiles. Nos precipitamos hacia un infierno climático”, gritó uno de los activistas.

Con motivo de una festividad regional, la entrada al Leopold era gratuita, patrocinada por la petrolera OMV y, pese a los estrictos controles, los activistas consiguieron introducir el líquido en una bolsa de agua caliente. Otro de los activistas gritó tras arrojar el petróleo sobre el cuadro: “Conocemos el problema desde hace 50 años, debemos actuar de una vez, de lo contrario el planeta se destruirá”. Por su parte, la secretaria de Estado de Cultura, Andrea Mayer (ecologista), se mostró comprensiva ante las “inquietudes y también la desesperación” de los activistas, en un comunicado. Pero consideró que “aceptar el riesgo de daños irreversibles a las obras de arte no es el camino a seguir”.

“Detened la destrucción de los combustibles fósiles. Nos dirigimos hacia un infierno climático”, agregó para describir las nuevas perforaciones de petróleo y gas como una sentencia de muerte para la humanidad. “Las preocupaciones de los militantes son legítimas, pero atacar las obras de arte no es ciertamente la mejor manera de impedir los cambios previstos del clima”, reaccionó el director del museo, Hans Peter Wipplinger.

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