Un nuevo informe del Centro Minderoo para la Tecnología y la Democracia (MCTD), con sede en la Universidad de Cambridge, advierte que las aplicaciones de seguimiento del ciclo menstrual podrían comprometer gravemente la seguridad y privacidad de sus usuarios. Aunque estas herramientas digitales se han popularizado globalmente como una forma de gestionar la salud reproductiva, el estudio revela que los datos personales que recogen suelen venderse a empresas, incluidas gigantes tecnológicas y redes publicitarias.
Un estudio de 2024 estimó que las tres aplicaciones más populares de este tipo acumularon más de 250 millones de descargas a nivel mundial. Sin embargo, la mayoría de los usuarios no consideran su información menstrual como “íntima” o valiosa comercialmente, lo que los deja vulnerables ante un modelo de negocio que convierte datos personales en mercancía. Según el informe, las aplicaciones convierten los registros de salud en “puntos de datos que pueden recopilarse, analizarse y venderse”.
La llamada femtech, tecnología enfocada en la salud femenina, representó la mitad del mercado global de 22 mil millones de dólares en 2020, siendo las aplicaciones de seguimiento del período uno de sus principales productos. Los investigadores advierten que estos datos pueden revelar mucho más que fechas de menstruación, incluyendo preferencias políticas, condiciones médicas y decisiones reproductivas. Además del riesgo de comercialización, el informe subraya los peligros para la seguridad y privacidad de los usuarios.
El informe también denuncia la falta de precisión de estas aplicaciones: muchos estudios médicos han demostrado que las predicciones sobre el ciclo y la ovulación son poco confiables, y que los datos que los usuarios aportan rara vez mejoran estos algoritmos. En cambio, se utilizan principalmente para generar valor económico.
Recomendaciones para mejorar la protección de datos
El MCTD recomienda una serie de medidas para proteger mejor a las personas que utilizan estas aplicaciones. Entre ellas, desarrollar herramientas públicas que manejen los datos de manera responsable, fomentar la educación sobre salud menstrual, y aplicar regulaciones más estrictas que clasifiquen los datos menstruales como información sanitaria sensible.
El informe destaca que no todas las personas que menstrúan son mujeres: niñas, adolescentes, hombres trans y otras personas no binarias también utilizan estas aplicaciones, que en su mayoría están diseñadas para mujeres cisgénero heterosexuales interesadas en quedar embarazadas.
David Young, experto en privacidad y derecho regulatorio en Canadá, comentó que la ley federal de ese país ya incorpora muchas de las recomendaciones del informe, aunque su aplicación es inconsistente. Young enfatizó que los datos menstruales deben considerarse información personal de salud sensible y no pueden usarse con un simple consentimiento implícito.
Redacción de: Karen Rodríguez A.
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