En el marco del desarrollo de la COP29, líderes mundiales intensificaron sus llamados a una mayor financiación climática, destacando la urgencia de apoyar a los pequeños estados insulares y las naciones en desarrollo que enfrentan las consecuencias más devastadoras del cambio climático. La conferencia, en la que participan cerca de 200 países, tiene como objetivo lograr un acuerdo que asegure cientos de miles de millones, e incluso billones, de dólares para financiar proyectos climáticos en el mundo entero.
Desde 2009, las naciones más ricas habían prometido contribuir con 100.000 millones de dólares anuales para ayudar a las economías menos favorecidas a adaptarse al cambio climático. Sin embargo, el final de este compromiso en 2023 ha dejado la necesidad de establecer un nuevo objetivo, aún mayor, que refleje la creciente crisis climática.
Declaraciones del Secretario General de la ONU
El Secretario General de la ONU, António Guterres, reafirmó la urgencia de una acción más rápida en su discurso en la cumbre, advirtiendo que 2024 podría ser el año más caluroso registrado hasta la fecha. Así mismo, destacó los recientes compromisos de los principales bancos de desarrollo de aportar 170.000 millones de dólares anuales para proyectos ambientales, aunque también hizo un llamado a medidas más audaces, como la venta del 4% de las reservas de oro del Fondo Monetario Internacional para ayudar a los países de bajos ingresos afectados por desastres climáticos.
La cumbre ha puesto atención en los pequeños estados insulares, cuyas naciones enfrentan un peligro existencial ante el aumento del nivel del mar y el clima extremo. “Tienen todo el derecho a estar enojados, yo también lo estoy”, expresó Guterres, quien calificó la situación como una “injusticia colosal” y recordó que el 80% de las emisiones globales provienen del G20, instando a los países más grandes a liderar la reducción de emisiones y apoyar a estas naciones. Guterres propuso tres prioridades: asegurar un límite de aumento de temperatura de 1.5°C para fin de siglo, destinar recursos significativos al Fondo de Pérdidas y Daños, y avanzar en el Pacto para el Futuro, con un estímulo de 500.000 millones de dólares anuales en objetivos de desarrollo sostenible.
La representante de Colombia, Susana Muhamad, subrayó la urgencia de un fondo de adaptación y la situación insostenible que enfrentan los países en desarrollo. Por su parte, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, anfitrión de la COP29, se mostró cauteloso sobre los objetivos de la cumbre y defendió el papel del petróleo y el gas en su economía, afirmando que “el mercado los necesita”.
Las discusiones en la COP29 prometen ser intensas en los próximos días, con el dinero y los compromisos financieros como el tema más desafiante. La esperanza de los asistentes es que se establezcan bases sólidas para un apoyo climático más inclusivo y eficaz que permita a las naciones más vulnerables enfrentar esta crisis.
Redacción de: Karen Rodríguez A.
