El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intensificado su retórica de campaña al proponer un ambicioso plan para deportar a millones de personas indocumentadas si logra regresar a la Casa Blanca en 2024. Trump ha prometido utilizar poderes extraordinarios, como la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, para facilitar la expulsión de inmigrantes ilegales, argumentando que esta medida sería necesaria para abordar lo que considera una “invasión” en la frontera sur.
Trump, quien en su presidencia no logró superar las 350.000 deportaciones anuales, plantea esta vez un enfoque más agresivo. Además de invocar dicha ley, que permite al presidente deportar a ciudadanos de países enemigos en tiempos de guerra, su plan incluye el despliegue de la Guardia Nacional bajo la dirección de gobernadores republicanos. Las tropas serían utilizadas para realizar arrestos en estados “hostiles” que se resistan a cooperar con las políticas federales de inmigración.
Desafíos en el plan de Trump
Expertos señalan que llevar a cabo este proyecto presenta enormes desafíos logísticos y legales. Según el abogado Joseph Nunn, del Centro Brennan de la Universidad de Nueva York, la estrategia podría ser legal, pero su implementación sería extremadamente compleja, tanto por la resistencia que podría encontrar entre los propios militares como por la infraestructura necesaria para retener a millones de personas mientras se realizan los procesos de deportación. Actualmente, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) solo dispone de 41.500 camas de detención financiadas por el Congreso.
Trump también enfrenta posibles desafíos relacionados con las leyes de inmigración modernas, incluyendo el derecho al asilo y restricciones judiciales sobre la detención prolongada. Países como Cuba, Venezuela y Nicaragua, que se muestran reacios a aceptar de vuelta a sus ciudadanos, representan otro obstáculo significativo.
El plan también ha generado preocupación por sus posibles efectos sociales y económicos. Se estima que el 70% de los hogares con al menos una persona indocumentada también cuentan con miembros en situación legal, lo que podría desintegrar a muchas familias. Además, expertos alertan que la deportación masiva podría agravar la escasez de mano de obra en sectores clave de la economía estadounidense.
A pesar de las dificultades para ejecutar una operación de tal magnitud, los críticos advierten que, aunque Trump no cumpla con todas sus promesas, el solo hecho de promover estas políticas podría sembrar miedo en las comunidades inmigrantes, tal como ocurrió en 2019 cuando sus amenazas de deportaciones masivas causaron pánico, pero resultaron en solo 35 arrestos.
Este renovado enfoque en la inmigración, ahora más agresivo y con el uso potencial de los militares, se perfila como un tema central en la campaña de Trump, avivando el debate sobre los límites del poder presidencial y el futuro de la política migratoria de Estados Unidos.
Redacción de: Karen Rodríguez A.
