El 5 de junio, el presidente Joe Biden firmó un decreto que suspende los trámites de asilo en la frontera con México cuando las detenciones diarias por cruces ilegales alcanzan las 2.500. Esta medida ha resultado en una reducción del 40% en las detenciones de cruces ilegales, pero ha afectado desproporcionadamente a los migrantes de nacionalidades que pueden ser deportadas más fácilmente, como mexicanos, cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos.
La falta de recursos para vuelos arrendados y las complicaciones diplomáticas dificultan la deportación de personas de muchos países de África, Asia, Europa y Sudamérica. El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, señaló que Estados Unidos trabaja con países de todo el mundo para aceptar más de sus ciudadanos deportados, pero reconoció los desafíos operativos.
En mayo, los mexicanos representaban el 38% de las detenciones, una cifra significativamente menor que el 85% de 2011, pero aún la más alta entre todas las nacionalidades. El sector de Tucson de la Patrulla Fronteriza ha sido el más transitado para los cruces ilegales en lo que va del año. La media diaria de detenciones en este sector ha caído a menos de 600 esta semana, desde casi 1.200 a principios de junio.
Desde finales de 2022, los agentes fronterizos en Arizona han enfrentado la llegada de personas de nacionalidades difíciles de deportar, como cubanos, mauritanos, guineanos y senegaleses. Muchos cruzan cerca de Lukeville y son trasladados a un centro de procesamiento en Tucson.
Los mexicanos tienden a cruzar cerca de Nogales, Arizona, utilizando escaleras improvisadas para trepar el muro fronterizo. Algunos se entregan a los agentes de frontera para pedir asilo. Sin embargo, las nuevas normas establecen que los migrantes deben expresar su miedo a ser deportados sin que se les pregunte directamente. Esto ha llevado a muchos a ser deportados sin oportunidad de explicar su situación.
Albergues y refugios fronterizos
El centro de procesamiento en Tucson, que originalmente se abrió para menores no acompañados, ahora alberga a adultos solos y familias en enormes carpas blancas. Los migrantes que expresan miedo a ser deportados esperan en bancos para recibir instrucciones sobre la entrevista de filtrado, que se realiza por teléfono y dura unos 90 minutos.
La mayoría de los migrantes que no pasan el filtro son deportados a Nogales, Sonora, donde encuentran refugio en San Juan Bosco. Francisco Loureiro, que gestiona el refugio, señaló que entre los mexicanos circula el rumor de que serán deportados si se entregan a las autoridades para pedir asilo, lo que lleva a más personas a intentar cruzar sin ser detectadas.
Redacción de: Karen Rodríguez A.
