La ciudad argentina de Rosario se ha visto sacudida por actos de violencia vinculados al narcotráfico. La ejecución a sangre fría de Bruno Bussanich, un empleado de una gasolinera de 25 años, a manos de un sicario adolescente de 15 años, ha marcado un punto crítico en esta ola de barbarie.
Los hechos ocurrieron el 9 de marzo, cuando Bussanich se encontraba en su lugar de trabajo, realizando tareas cotidianas. Sin mediar palabra, el joven sicario ingresó y le disparó tres veces, segando su vida en un acto de brutalidad sin sentido. Las cámaras de seguridad del establecimiento capturaron la escena, mostrando la frialdad con la que se llevó a cabo el crimen.
Una nota hallada cerca del cuerpo de la víctima, con la escalofriante inscripción “No queremos negociar nada… queremos nuestros derechos”, El mensaje, que además contenía la amenaza de “matar a más inocentes”, estaba firmado por narcos que operan en varias zonas de Rosario y fue dirigido a las autoridades de la provincia de Santa Fe.
Este trágico incidente es solo el último de una serie de crímenes ordenados por narcotraficantes encarcelados, en respuesta a medidas tomadas por las autoridades para endurecer las condiciones de detención en prisiones provinciales y federales. La violencia ha desatado el temor entre los ciudadanos de Rosario, quienes ven su seguridad y la de sus seres queridos amenazada por una guerra sin cuartel entre bandas narcos y las autoridades.
¿Qué dicen las autoridades?
En respuesta a estos eventos, el presidente argentino Javier Milei ha prometido una ofensiva coordinada para erradicar el poder narco que ha ejercido su dominio sobre Rosario durante más de una década. Sin embargo, la corrupción en diversos sectores de la sociedad complica los esfuerzos para abordar eficazmente este problema.
“Estamos enfrentando a un grupo de narcoterroristas desesperados por sostener el poder y la impunidad… Vamos a encerrarlos, aislarlos, recuperar las calles”, afirmó el mandatario, un economista de ultraderecha.
En las últimas semanas las autoridades anunciaron que se han confiscado cientos de celulares a los presos y se han restringido las visitas en las cárceles. Además se ha enviado fuerzas de seguridad federales a patrullar las calles.
Rosario se convirtió en uno de los principales centros del narcotráfico en Argentina a medida que la represión del tráfico de estupefacientes en América Latina empujó el negocio hacia el sur. En ningún otro lugar de Argentina como en Rosario es tan evidente la violencia de las bandas de narcotraficantes que la han convertido en la urbe más peligrosa del país con una tasa de homicidios que quintuplica la nacional de 4,2 por cada 100.000 habitantes.
Redacción de: Karen Rodríguez A.
